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Insumisos

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Es el momento de la insumisión, de rechazar este sistema de hacer política y la forma de participar en ella. Es el momento de mantener y exigir requisitos y derechos incuestionables por razones de conciencia. Es el momento de negarse a jugar un juego que huele a podrido y en el que cada día que pasa nos sentimos irreversiblemente engullidos. Es el momento de pronunciarse, con acción  o por omisión, y no dejar las cosas para mañana, porque mañana será tarde. Resumen de la conversación sostenida por Josep Maria Vileu con Lluís Llach en Porrera el veinticinco de octubre del 2001. "Insubmís es una historia de descubrimiento y de reconocimiento. Uno de los grandes privilegios de mi trabajo es que la gente viene a pedirte cosas, viene a pedirte compromisos y, por lo tanto, te hacen planteamientos sobre los que a veces ni has oído hablar. Uno de mis grandes privilegios, pues, es que, continuamente a lo largo mi carrera, de algún modo, me han puesto sobre la mesa tem

Los domingos, vamos de Museos... Portugal (17)

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Este domingo nuestro Museo es muy particular. Un contenedor de más de 90.000 m2. al aire libre, en el que nos vamos a desplazar para presenciar una Obra especialmente relevante: Portugal. Caminamos hacia el Atlántico para descubrir la otra cara de la Arquitectura Ibérica. La Luz y la Tierra, elementos clave en la Obra de dos Maestros portugueses: Álvaro Siza y Eduardo Souto de Moura. Orden, elegancia y luz se unen con un resultado mágico. Proponemos una ruta que contempla, desde las obras más modernas de Alvaro Siza, hasta sus orígenes, y hacia el norte tomaremos el relevo de la mano de Souto de Moura, donde cambia el paisaje, pero no el mismo dominio de la luz y de la piedra. Del Tajo al Duero, de la Tierra Ibérica al Océano Atlántico, disfrutaremos la historia reciente de la Arquitectura Portuguesa.           

Este jueves, relato. Dibujos Animados

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Pues sí Gustavo, ya que lo nombras a mí también me gustaba Heidi, y Pedro, ese amigo suyo que marchó a los Andes en busca de su mamá… ¿O era Marco? No sé, hace tanto que dejé de ser niño, que los nombres me bailan en la cabeza. Añoro ese columpio, ese entrañable Niebla, esa ovejita blanquita como la nieve blanca y esas cumbres de papel Albal por las que asomaban los Alpes Suizos. Sabías que el verdadero nombre de Heidi era Adelaida Siempre pensé que cuando fuese abuelo sería como el de Heidi, tan pulcro, con su barba blanca y sus quehaceres aparentemente  intrascendentes  en la montaña y sin embargo tan metido en su papel de adulto ejemplar y conciliador. No así como la odiada Sta. Rottenmeier, fea y antipática como un demonio, a la que obviamente Heidi, ganó la partida en la compañía y preferencias de la adinerada Clara. Pero hoy, amigo Gustavo, se llevan otras cosas… Caracoles que se creen coches, animales que se sublevan en la granja, aviones que se hacen la puñ