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Mostrando las entradas etiquetadas como cotidianeidades

Abstracta Semana.

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Hoy, primer día de mi ausencia, me ahoga la melancolía y me desbordan los recuerdos... no quiero mirar atrás. Hoy, segundo día sin mirar atrás, perplejo en este nuevo amanecer, me lleno de pérdidas irrecuperables, no me caben más de las que traje. Hoy, tercer día, perdidas mis pérdidas, me veo oscuro y gris, y no sé como iluminarme para encontrarme... aunque sea la mentira. Hoy, cuarto día entre nubes, me visto de mentiras, me disfrazo de otro que se me parece, lo intento... pero no se lo cree. Hoy, quinto día de no ser yo, me circunda el amor, sólo tengo que estrechar el círculo y hacerlo mío...  se escurre, es de agua. Hoy, sexto día de llorar, intento rehacerme deseando el deseo, pero el deseo es muy caro y no está a mi alcance. Hoy, séptimo día de renuncias, me lleno de recelos y envidias gratuitas. Solo, llego hasta el horizonte, cruzo su puerta y me pierdo para siempre.

Con el miedo en el cuerpo

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Para Tomás, el día pintaba mal. Había recibido una carta certificada, por la que se le citaba esa mañana en el Servicio de Urología. El contenido de la carta era el siguiente: "Pauta de preparación para la Cistoscopia y recogida de orina para la Citología" seguido de un texto farragoso en letra pequeña que hablaba de laboratorios, biopsias, anatomía patológica y antibióticos. A Tomás le cambió el color de la cara y la gama de violetas, morados y lilas pintaron un nuevo lienzo en su rostro que le acompañó el resto del día. Consultó a la Wikipedia para confirmar que no estaba equivocado... ¡Dios mío, no estaba equivocado! Aguardó impaciente en la sala de espera, hasta que su nombre sonó por los altavoces... -Tomás García, pase a consulta 8. Muerto de miedo, y siendo consecuente con los conocimientos que al respecto había adquirido en las últimas horas, empezó a bajarse los pantalones. Cuando estuvo desnudo de cintura para abajo, se presentó a la enfermera

Este jueves, relato. Desnudar el Corazón, en pretérito perfecto simple.

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Divague. Nuestros estados de ánimo no siempre son coincidentes, y es posible, que cuando a unos se nos afloja el lagrimal, a otros les pueda el caos de una confusa identidad personal. Con lo cual, la necesaria conexión emocional, inexplicablemente se repele como polos del mismo signo. Por eso, es difícil desnudar nuestro corazón hasta tal punto, podría ser incluso, irrelevante o contraproducente. Relato. Me emociona pensar que he servido para algo y que he servido a alguien. Hoy, con 64 excusas para justificar mi paso por esta senda de elefantes, miro hacia atrás y busco entre imágenes en sepia un momento sublime, tan especial y tan mío, que sólo yo sea conocedor de su existencia y me atreva a vomitarlo. Pero los recuerdos, (incluso los del futuro) se amontonan. Se solapan edades, personas, lugares y circunstancias, como los naipes de una baraja ordenando un Solitario... Y tengo que jugar, aunque sea conmigo mismo. Los vuelvo sobre el tapete, que huele a vida vivid

Los domingos no son...

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Los domingos no son jueves, ni martes, ni lunes... Son domingos, con toda la carga de melancolía que te atrapa al finalizar el día, con sus agotados segundos de felicidad o hastío. Los domingos son esos días que al despertar, prometen entre sábanas de sábado, continuar con los abrazos y los te quieros aún por consumir. Los domingos no son lunes, con su rutinario trabajo. A medio gas desde que te levantas hasta promediar la tarde, de enfadarse con el mundo porque no tuvimos el mejor y el más deseado de los trabajos. Los domingos no son martes. De almuerzo con la abuela, de los buñuelos caseros de acelgas y milanesas de primera, en el bar de la esquina: “marchando cinco con fritas" Los domingos nos son miércoles. Para ver al Dr. House y una vez más engancharte con sus ironías, aprendiendo como herir con la palabra al cándido de turno, ejercitando una verborrea salvaje que no deje demasiada huella. Los domingos no son jueves. Es que ya lo sabemos, la letra, c

A propósito de "Este jueves..."

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En cada convocatoria de los Jueves, hay dos frases que se repiten de forma invariable desde que nuestro amigo Tésalo puso en marcha este juego de relatar a brazo compartido. Una, es el título de la convocatoria: "Este jueves, relato" y la otra, es el siguiente texto: "Por supuesto, tengamos las normas del amigo Tésalo siempre presentes. Escribe uno o  más relatos. El jueves se recogen. Deja tu u.r.l. cuando lo publiques en mis comentarios y la enlazaré. Aluna parte de este texto, no está lo suficientemente clara, desde el momento que los relatos se publican con varios días de antelación... el domingo anterior o incluso el jueves anterior. Esta claro que la personalidad del líder espiritual de estas convocatorias es tan informal y permisiva que alienta a la infracción con total impunidad. Mi querido Gustavo, a veces suele ser el más impaciente. A mi, particularmente me gusta despertarme los jueves, asomarme a mi plaza y ver, qué regalo de relato me

Este jueves, relato. Una foto y su porqué.

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Si alguno de mis suspicaces lectores, (que los hay) tuviera la mala idea de llegar a alguna conclusión a la vista de esta foto, habría que advertirle que nada más lejana de la realidad es esta pose de autosuficiencia. Es aparente tanta posmodernidad, la seguridad que se dibuja en este ensayado gesto es alquilada, junto con el resto del atrezzo que completa la escena y que ya debería devolver. No todos sabemos no ser jóvenes, naturales o transgresores. Algunos nos tenemos que vestir de alternativos y rezar para dar el “pego”. Pero la vanidad... hay la vanidad, cuánto nos hipoteca. Sin embargo, empiezo a sospechar que no es tan mala esa “pasta” de la que estamos hechos los abuelos. Y si nos buscáis un poco, aun encontrareis alguna neurona virgen y fértil. Visto así, dejemos la foto como está, que al fin y al cabo es la mía y me la hice yo. Gracias a Mónica por su magnifico regalo, que ha sido el motor para argumentar esta convocatoria. En su Blog y en el de

Anochecer en Valencia

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El anochecer en Valencia, tiene el color del Flan. Ese amarillo tostado, se refleja en las fachadas a medida que el sol cae y amenaza con esconderse entre las montañas del interior, entre los picos de la Sierra Calderona. Todavía a unos minutos de desaparecer, (hasta mañana) el sol, mancha las nubes con esa parte tostada sedimentada en el fondo de la flanera que descubre sus sabores concentrados. Dorados que dejan constancia de un día luminoso en cúmulos anaranjados que se resisten a oscurecer. Antes, la tarde dio los azules que buscara Sorolla para manchar el blanco de sus lienzos y que juntos, blancos y azules acompañaran en una esplendorosa mañana de playa el paseo de Clotilde y su hija. El anochecer en Valencia, es sólo una excusa para pintar una fiesta de colores vibrantes en un estilo suelto y vigoroso.                      

Este jueves, relato. Voces

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Voces y voceros. Abrieron la boca y gritaron, y su grito movilizó. Abrieron la boca y sentenciaron, y su sentencia se perpetuó. Abrieron la boca y escupieron, y su descaro escandalizó. Abrieron la boca y regalaron y su desenfado se convirtió en carcajada. "Por orden del señor Alcalde, se hace saber... que el Ayuntamiento ha decidido conceder derechos a los animales" (Pregonero de Torrecilla del Rebollar, Teruel) “Si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar” (Manuel Azaña) “La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte...” (Groucho Marx. Una noche en la ópera) "La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas." (Karl Marx. El Capital) “The answer, my friend, is blowin' in the wind, The answer is blowin' in the wind” (Bob Dylan, La re

La vieja Fe

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Los blogs, son como la bitácora de a bordo en la que cuentas regularmente todo lo acontecido en este barco que es tu vida, y de la que uno es Capitán y Grumete al mismo tiempo. Al menos esa fue la intención inicial. Pero este diario de plasmar en “intimidad” las cotidianeidades más sobresalientes, al final, se convierte en una arbitraria aportación de mensajes, reivindicaciones, informaciones de carácter general, relatos de ficción y algún que otro cuento en el que nos dibujamos de espalda para disimular. Yo, lo he hecho y no sé si entonar el “mea culpa”   o simplemente pasar olímpicamente del tema, no sea, que los compromisos se conviertan en costumbres. Hoy sin embargo, siento la necesidad, o al menos el gusto de contar en este seudo diario particular, una experiencia que me ha dejado totalmente descolocado. Esta tarde he estado en Urgencias, en el Hospital La Fe de Valencia... No, el nuevo   no, el viejo, el de siempre. Ese, en el que acudíamos muy a

Este jueves, relato. "Queridas palabras 2"

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Yo inventé el taburete giratorio con pie central. Un diseño genial , elegante, seguro, especialmente práctico. Fue una noche después de un concierto, en la barra del único bar que vimos abierto. (gracias Sabina) Iba por el sexto cubata y mi verticalidad sobre aquel viejo taburete estaba en entredicho. Mi juventud , la había enterrado hacia años entre los pechos de alguna mala mujer y a esta edad, soñar era una excusa para engañar al autor de mis despropósitos, o sea yo. Y así, ausente de mí y vencida la madrugada, escupía divagues pretenciosos como la espuma de un caramelo de jabón. Escaso de reflejos y limitado de movimientos, quise en más de una ocasión interferir en tertulias próximas, dando de bruces en el suelo cada vez que intentaba girar sobre la indisciplina de aquel asiento fijo de terciopelo azul . Al parecer, la inspiración es compatible con el sopor ebrio. Cicatriz pasajera de una soberana borrachera y desde el suelo, desafié con descaro al tr

Insolación

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Matías, es un eficaz bibliotecario... setentón, pero eficaz. Un domingo quiso desayunar al aire libre.  El verano, estrenaba mañanas de sol con ese brillo especial que cautiva. Al poner un pie en la zona ajardinada, recibió un rayo de sol que golpeó sutilmente su cabeza. Un contacto imperceptible, una caricia, pero suficiente como para sumirlo anestesiado en un viaje de corta duración por los entresijos de su inconsciencia. Horas más tarde, aturdido,  despertó a la llamada de su familia, que reclamaba su presencia en los habituales prolegómenos de la comida del mediodía. Se tambaleó en sus primeros pasos, hasta que recuperó la verticalidad y comprobó que su cuerpo respondía a sus mandatos físicos, pero no tanto a los emocionales. No entendía las ordenes que lanzadas al aire de su entorno, le parecían extrañas e indescifrables. Sólo visualizaba borrosamente largas estanterías con libros ordenados por sus títulos en orden alfabético. Cualquier palabra, la analizaba por s

París, en la distancia.

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Un París, que en esta ocasión, sólo lo es en la distancia. El cielo gris, cubierto de nubes anónimas sobre una panorámica con imágenes familiares. Las torres a lo lejos, como pinchos vueltos hacia el cielo, ausentes y mudos. El Sagrado Corazón, grandioso incluso a muchos días vista. Los museos, escondidos escondiendo sus obras de arte y las calles y avenidas, cercanamente lejos, con los escaparates blindados de luz borrosa. Y sus gentes... no veía a ninguna gente, al menos ninguna que quisiera ver con detenimiento, con curiosidad, con el olor cómplice de los desconocidos, que se cruzan un segundo en su vida, en una ciudad que no es la suya. Kilómetros y kilómetros de circunvalación y el peso ingrávido, entre pecho y espalda me privaba de la perspectiva que otras veces dibujó alegrías e ilusiones. Captó sabores e idealizó ese permanente techo gris perla, con un hueco por el que siempre se cuela el Sol. El Sena, en tramos sin identidad. Aguas industriales, que podrían pa

Repunte veraniego

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De nuevo en este ordenador. Una vez quitado el polvo, blanqueadas las teclas y eliminados miles de Spams, empieza un "Nuevo Ejercicio".  No ha sido un buen verano: corto e inquietante, incómodo y austero, menos mal que a última hora llegó Alejandro y lo puso todo en su sitio, bueno, mejor dicho todo fuera de su sitio. Las caras agrias y lechosas se volvieron dulces y sonrosadas, la mirada que extraviada no encontraba el mar, se llenó de azules y verdes, los músculos entumecidos y vagos recuperaron la elasticidad al agacharse y volverse a agachar, la ropa seria e impoluta se llenó de alegres lamparones de oscuro chocolate y rojo piruleta, las visitas a los vecinos, (hasta el momento desconocidos) se multiplicaron, y conocimos al gatito marrón (que era gris) al perro grannnnnnde y a las gaviotas que se comían las galletas. Dejó de sonar Puccini, y el aire se lleno de Brujitos de Gulugús, Epis y Blases y los don diablos de Parchis. En mi cabeza todavía resuenan como aur

Bendita locura

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Era un fin de semana, de esos que ves llegar y lo paladeas. Todo un Sábado y Domingo para el sólo. Unas últimas concesiones en la primera hora de la mañana, que le justifican el traje de chaqueta y a continuación, desenfado, pereza, gastronomía y sexualidad. El mundo se paraliza durante 48 horas y se engaña todo este tiempo repitiéndose conceptos bíblicos como los de que: “Hoy puede ser un buen día y mañana Dios proveerá.” Mientras tanto emborrona un guión: un buen libro, una buena película, una buena siesta, un buen “polvo” y recuperarse con un delicioso cogote de merluza, bañando en hielo un acidoso brut nature, que seguro acaba con él. El mundo y sus vecinos dejan de existir, no hay nada, ni nadie más en mil kilómetros a la redonda, es el único dueño de sus entorno y de su tiempo, y se lo regala con el desorden y desconcierto que le apetece. En la tarde se alimenta de recuerdos, ...son importantes los recuerdos, no estaban en el guión, pero son su vida, la suya y la de otros que pas

Travesuras en la Red

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Hace algún tiempo Casandra, posteó sobre lo que podría ser un Código Etico del Bloguero, elaborando los 20 (10x2) mandamientos por los que se debía regir el comportamiento de un internauta ejemplar. Hoy con todo el cariño y respeto, me permito sacar mi lado rebelde de bloguero travieso y contraatacar con mis 20 reglas de mala conducta, las que espero no os sirvan de ejemplo, (o si, allá vosotros) *Para los torpes: Las perversidades en color y cursiva son las mías: No forzaré al prójimo a que me lea. Pobre de aquel que no lo haga, le haré Vudú, clavándole ventosas en la foto de su perfil. No pasaré por un blog, husmeando sin comentar. No sólo es que pasaré, sino que además comentaré en voz baja sólo para mi. No comentaré en vano. Comentaré, siempre que no tenga nada que decir, sólo para figurar. No desearé los visitantes del prójimo. Cuantos más vengan mejor, el resto los secuestraré. No hurtaré palabras que otros hayan escrito sin citar su autor. Las hurtaré, las disfrazaré en negrita