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Mostrando entradas de mayo, 2014

Este jueves, relato. Homónimas y Polisénicas.

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     Hoy es nuestro aniversario, debería estar contento y  sin embargo me embarga la ansiedad. Siento la presión como una ola traicionera que me abate sin decir ni hola . Necesito estirar las piernas, me levanto de la mesa y me dirijo a la cocina; dentro, Jorge se pelea con una cabeza de ajos. Extrae de ella el más pequeño y agita el ajito hasta dejarlo inmaculado. Vacilo al acercarme y mantengo la distancia, mi tos de estos días esconde un bacilo invisible que no quiero compartir. Jorge, es mi pareja, bello como un David luciendo un ensortijado vello .  Regreso a mi mesa y espero con semblante grave , que mi pecado no se grabe en mi mirada. Hoy es nuestro aniversario y tengo que decirle que me he enamorado de otro. Más palabras de estas planean en las Llanuras de Auxi

Los domingos... Limpieza General. "Balú" (Aireando viejos relatos)

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      Balú, era un pequeño Pub. Tan pequeño que a veces para bailar, había que retirar los cuatro sillones que tenía en el pasillo que daba a los baños. El ambiente era tan íntimo y familiar que solo con frecuentarlo reconocías al resto de los parroquianos, incluso echabas de menos a los ausentes. Su propietario, José, era el hilo conductor que relacionaba clientes y acontecimientos, como un maestro de ceremonias multidisciplinar que igual preparaba un contundente Dry Martíni, que pinchaba la música más adecuada para cada momento. Visita tras visita y como si lo hubiéramos pactado los mismos asientos, de esta forma, la música, las copas, los aperitivos, los asientos y José se repetían casi de memoria, día tras día. El local que abría como bar desde primera hora de la mañana, mantenía una actividad razonable y ordenada en horas de desayunos y aperitivo, pero era al anochecer cuando el local se vestía con un lúdico atractivo que invitaba a esconderse entre los estampados de l

Este, jueves relato. Me perdí en la Noche

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La noche... que larga es la noche. No era la primera vez. Aquella noche me perdí queriendo. La buscaba con la inconsciencia que dan unas copas de más. Fantasías en las que se respira el salitre que despide la proximidad del Mar. Me veía en sepia, perdidamente perdido. Horas de vanidades y cobardías disfrazadas. Horas de mirar por encima del hombro y abrirse paso a empujones. Horas falsas como la falsa moneda, y sin embargo… la buscaba. Aún no eran las dos de la madrugada, y ya empezaba a hablar solo. -Por aquí no pasa un alma- me dije. El silencio me abraza y a veces se transforma en miedo y pesa. No había nadie con el que presumir, seducir o intentar engañar. Ya no era el más fuerte, el más rápido. Me quedé quieto paralizado, echándome un pulso a mí mismo, que obviamente iba a perder. Expuesto en la oscuridad, imaginé la escena perfecta, la más cáustica. La ironía más agónica. La necesidad más feroz, dependiente y comprometida. Incluso vi páginas en blanco par

Palabra 21 de 52: "Playa"

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Esta playa fue mía... y la vendí. Nunca rentabilizaré el beneficio. Foto: Ramón Paredes Siguiendo una idea de Karina

Los domingos... Limpieza General. "New York" (Aireando viejos relatos)

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     Oí decir que el lema que preside la vida en esta frenética ciudad es “Ride the Wave” algo así como: “Cabalgar en la cresta de la Ola”. Una forma de entender y personalizar un estilo de vivir lo cotidiano.       Pero aún siendo cierto, New York no sería la gran ciudad que es, si no proporcionase otras alternativas diametralmente opuestas en las que la tranquilidad, el ocio sosegado, la contemplación y el descanso compartido, no fueran estímulos placenteros y reconfortantes. Prueba de ello son algunos ejemplos como los paseos a primera hora por Central Park. Una dilatada visión del Skyline desde el Brooklyn Heights Promenade. Una lectura corta en el Walt Witman Park o incluso un reencuentro con la paz y el silencio asistiendo a la Solemne “Celebration of the Lord’s Pasión” con el “Miserere mei Deus” de Allegri o el “O vos omnes” de Casals en la Holy Family Church.      Así la estancia en la Ciudad se convierte indistintamente en una Película a veces de Acción, a veces

Este jueves, relato. Patios

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“El Patio de mi casa es particular, cuando llueve se moja como los demás…” En eso estaban las mellizas, cuando Alex irrumpió dando pelotazos a diestro y siniestro. Los pollos y las gallinas huyeron en busca de un lugar seguro. Los conejos, atónitos y molestos se refugiaron en la conejera. Tan sólo “Chocolate” quedó quieta, enfrentada al perturbador. No iba a consentir ninguna revolución en el Patio. Alex tomó posesión del espacio, midió con la mirada e imaginó la portería entre la maceta de geranios y el botijo que al fresco, colgaba de un alambre. Dio un paso atrás y chutó con todas sus fuerzas, la pelota se coló por el lateral del botijo, rozando el pitorro que acabó rompiéndose. Chocolate, -la cabra blanca con nubes marrones- se percató de lo grave de la situación y de su responsabilidad de mantener el orden en aquel patio florido. Saltó sobre sus patas traseras e impactó con sus diminutos cuernos en el trasero de Alex, al que derribó tumbándolo de plano sobre el pletó

Palabra 20 de 52: "Mariposa"

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                      Silencio, la Mariposa duerme...                         Siguiendo una idea de Sindel. Vídeo subido por: Yogatea

Los domingos... Limpieza General. "París" (Aireando viejos relatos)

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     Paseaba por el Pont de L’alma, -pasear, por los puentes que son abrazados a su paso por el Sena, es entender a nivel del agua la historia y percibir los diferentes paisajes que han configurado esta maravillosa Ciudad- decía, que paseaba, y reparé con sorpresa en la total inexistencia de los recuerdos con los que habitualmente los nostálgicos homenajeaban a “Lady Di” y que cubrían el contorno de la réplica de la Antorcha de la Libertad que existe al principio del puente, el Ayuntamiento ha decidido cortar de raíz estas manifestaciones de cariño que le dedicaban a la Princesa de Gales, ahora la base del monumento está llena de incontables y sucios restos de cinta adhesiva.      S e oyen sirenas, en París, siempre se oyen sirenas.      El Pont Neuf, es íntimo y sensual, quizás uno de los de “ojos” laterales de ribera transitable más largos y profundos. París entero pasea por ellos, 100 m2. De sombra que habrán presenciado 100 millones de apasionados besos y otras tantas decl

Este jueves, relato. Romance Ambientado. (Revisado)

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A esas horas, la Bodeguita del Medio estaba llena de parroquianos y turistas llegados al calor de la música. Me abrí paso entre son y son hasta alcanzar una segunda fila de la barra, imposible avanzar más. Las nubes blancas de los habanos se reflejaban en el fondo del gastado vaso de cristal que contenía mi enésimo mojito. Permanecí inmóvil, aprisionado entre cuerpos calientes y desinhibidos que parecían estar aparcados allí para toda la eternidad. Ella quedó a mi espalda, hombro con hombro, su voz sonaba suave y próxima, la tibieza de sus palabras me llegaba como una caricia que resbalaba en mi nuca colándose en mi desnudo cuello. Su presencia en mi cuerpo estaba tan delatada y consentida como la mía en el suyo. Noté su culo buscando el mío y lo acepté con un rubor complaciente que disparó la excitación de mi sexo. Intentaba disimular al ritmo del son vehemente y colosal de las lágrimas negras de Matamoros, pero nuestros cuerpos una y otra vez, se encontraban sin buscarse

Palabra 19 de 52: "Hogar"

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Dame un sitio en el que refugiarme... Y te daré un HOGAR. Siguiendo la propuesta de Sindel 

Los domingos... Limpieza General. (Aireando viejos relatos)

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"Día de la Madre" El tren conocido como “Alcazareño” tenía prevista su llegada a las 21.15. Se le conocía por ese nombre, porque la estación de partida era Alcázar de San Juan en la provincia de Ciudad Real. Su salida era de madrugada y el recorrido por tierras castellano-manchegas, hasta entrar en la provincia levantina era lento, parando en estaciones de segundo orden para recoger viajeros con destino a Albacete y Valencia. Amparín, regresaba como en otras tantas ocasiones, sentada en un banco de madera corrido y cargada de cajas, bolsas y paquetes, tantas que parecía imposible que ella sola hubiera podido subirlas y distribuirlas por los desnudos anaqueles de aquel incomodo vagón de tercera. Eran tiempos, que, aunque distantes de la posguerra, la precariedad y escasez con la que se vivía obligaba a agudizar el ingenio de la gente para tener una supervivencia digna. Amparín, trabajaba en La Fábrica de Vidrio, y adquiría lotes de piezas defectuosas, que una v